25.10.09



No le gustaba ser a ella la que más amara, la que estubiera destinada a sufrir. Habría preferido mil veces ser objeto de adoración y saber desde el principio que podía tomarlo o dejarlo. No ser nunca la que más quería. ¿Cuantas veces había dado ese consejo?. No necesitar a un hombre más de lo que él te necesita a tí. Y nunca, jamás. Necesitarlo hasta que la idea de perderlo resultara paralizante.

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